24 mayo, 2006

Negociaciones con ETA

Todo el mundo ya conoce, de oídas y vistas en telediarios y periódicos de la nación, acerca de las intencionces conciliadoras y negociadoras entre el Gobierno y ETA. Nada más saber esto, una pregunta fue la que se me pasó por la cabeza. ¿Qué es preferible? ¿Negociar con los terroristas y darle privilegios a cambio de que dejen su política basada en el terror? ¿O permitir que los terroristas sigan a las armas, con su posible riesgo de que vuelvan a tambalear a la nación entera con horribles atentados, por el mero hecho de no ser capaces de dar nuestro brazo a torcer? Multitud de críticas han recibido los Socialistas por comenzar diálogos con ETA, por tener la intención de negociar, de que no paguen su deuda con la sociedad con tal de que dejen las armas.

La Asociación de Víctimas del terrorismo está indignada con las intenciones de Zapatero. Normal. Pero a veces hay que hacer un esfuerzo bastante gordo en lo que se refiere a perdonar, sobretodo cuando lo que está en juego es la vida de otros. ETA ya les ha tocado con su varita mágica de joder la vida de las personas, saben perfectamente que no les volverá a tocar. No suelen reincidir en sus víctimas. ¿Qué quieren? ¿Justicia? ¿Venganza? En el primer caso, los injustos serían ellos con el resto de españoles que hay en España (que son unos cuantos), y en el segundo caso.. ¿Realmente la satisfacción personal se debe anteponer a la tranquilidad mutua? Lo del PP no tiene nombre, aunque la oposición pepera realmente nunca ha tenido nombre, y si lo ha tenido ha sido hacer el gilipollas intentando arrastrar a la población a una mentalidad estoica, desfasada y contraria a las decisiones del Gobierno sólo por rutina y por defecto.

A la pregunta en negrita me remito. La respuesta, en apariencia, es complicada pero resulta de lo más simple y sencilla. A una serie de televisión como 24, por muy poco serio que pudiese ser eso, me remito. En multiud de ocasiones, en la serie se ven sometidos a situaciones extremas como en el caso de ETA, en la que perdonar a terroristas de peligro es la diferencia entre miles de víctimas y ninguna. En la realidad, la respuesta no debería ser diferente. Aunque queden sueltos por la calle, si eso supone el fin de ETA, creo que deberíamos ser capaces de aceptarlo. Por muy cerca que estemos de pillarlos, siempre existe ese riesgo de que vuelvan, un riesgo nimio pero existente, un riesgo que a estas alturas no deberíamos de permitirnos correr.

21 mayo, 2006

La paja del Domingo (I): Keeley Hazell

Como resulta que sé que los domingos pueden resultar unos días muy aburridos por regla general, voy a inaugurar una nueva sección del blog que puede resultar bastante entretenida para esa mayoría de lectores masculinos del mismo. Sí señores, es que no hay cosa más sana que una paja a la semana (¿Quién diría esa frase? Me llegó al alma), y, bueno, como sabéis aquí somos muy sanos así que en este plano no vamos a ser menos. Oye, que el onanismo es bueno contra el cáncer de testículos.

Para empezar dejo unas cuantas galerías de la dios de las tetas de oro: Keeley Hazell. ¡Buf! Se me corta la respiración..


20 mayo, 2006

El código Macintosh

Justamente hoy me ha dado por meterme al Messenger (de Microsoft), como tantos otros días que también me meto, y ponerme a jugar por vez enésima al siempre magnífico Buscaminas. Para mi sorpresa, encuentro con que habían añadido un juego nuevo, uno llamado EL CÓDIGO DA VINCI, basado en uno de esos libros que casi nadie lee y que dudo que mucha gente conozca. Casi nada. Así que, bueno, lo pongo para jugar con mi colega (gran colega este) al juego este. No tiene nada raro, siquiera es difícil, una chorradilla para que gilipollas como nosotros perdamos nuestro valioso tiempo en contestar dos o tres gilipolleces que todo el mundo sabe. Un juego para subir la moral. El caso es que, al acabar el juego, el mismo promete un premio. "Madre mía, si en mi vida había ganado nada". Era otra gilipollez, también propia de gilipollas como nosotros. Una cosa de esas para el MSN Messenger que se hacen llamar "guiños". Que no, no es un esto: ";)". Los guiños son algo así como molestas animaciones en Flash que ocupan la mitad de la pantalla que vienen acompañadas de sonidos y ninguna gracia, y cuyo único y valioso fin es algo tan simple como tocar los huevos.

El guiño de la discordia

Y aquí es donde empieza todo. En un guiño. Que ya he dicho que no se trata de cerrar un ojo dejando el otro abierto, no, si no mierda inútil toca huevos propia de MSN. Pero atención, oh, que ahí es donde está la magra, porque el guiño citado tiene una apariencia tal que así:

Aparentemente, la imagen no os dice nada. ¿Verdad? Venga, fijaos, fijaos bien, volved a ver la imagen, miradla bien. ¿PUES NO PONE APPLE?¿POR QUÉ COÑO PONE APPLE? ¿QUÉ PINTA APPLE EN UN GUIÑO DE MICROSFT? Ahí es donde comienza EL CÓDIGO MACINTOSH.


La discordia de la manzana

Acto seguido, seguimos un camino equivocado acerca del Código. Empezamos a pensar que el trío formado por iPod, Macintosh y Beatles tenían algo que ver con el Código. Las consecutivas disputas, la confusión de Guy, el hecho de que Jobs tenga los derechos sobre los discos de Los Beatles.. Todo tenía que estar interrelacionado, todo tenía que estar manejado por la mano de Bill Gates, de algún modo. Ibamos por el lado equivocado pero nos estábamos acercando a algo. Prueba de ello fue la llamada anónima hecha por una tipa de curioso acento francés mientras buscaba pruebas para mi investigación en Google (que gran invento): "Pgofesog Pacou, cogue un ggave peliggou."



Tras su llamada no tuve otra cosa que hacer. Mis tesis estaban al descubierto, sabía que había encontrado algo. Joder, millones de personas podían tener acceso al Código administrado por Microsoft pero yo era el único que me había dado cuenta de que significaba algo. Ni siquiera mi colega de partida me creía con sus burdas y patéticas hipótesis: "¿Conspiración?¿Mensaje?¿Y no crees que sólo sea una burla de Microsoft a Macintosh?". No podía quedarme en casa, corría peligro. Así que cogí mi coche y comencé conducir locamente por toda Murcia durante una animada media hora embutido en persuciones sin sentido. Cuando me dí cuenta de que nadie me perseguía, volví a mi casa y continué con mi investigación. ¿Qué significaba?¿Será que Steve Jobs era un Beatle?¿Que Bill Gates intentó ser uno de ellos? Y entonces fue cuando me dí cuenta. Ahí estaba la relación. Ya sabía que significaba. ¡Cómo no podía haberme dado cuenta antes!

El desenlace del Código

Entonces llegué a la conclusión, ustedes también llegarían a la misma conclusión. Sí, véanlo por sí mismos:


¿No lo veis? Creo que está más que claro. Esa mirada, la forma de la cara... ¡SON LA MISMA PUTA PERSONA! Pero tenía que demostrarlo. Durante años han sido competidores pero nunca, nunca, se les ha visto juntos en una misma sala. Y lo comprobé. Sufriendo mis riesgos viajé al lugar al que nunca creí que una mierda de guiño del MSN me llevaría (y seguro que no sería el único): a Silicon Valley. Allí fui quedando en el mismo sitio y a la misma hora, en varias ocasiones, con ambos a la vez. ¡Y NUNCA VENÍAN LOS DOS!¡SIEMPRE FALTABA UNO! Todo es muy simple, eso es lo que significa el Código. Apple no es más que una tapadera. Nada más cortarle las alas a Gates en los asuntos de monopolio, decidió crearse una competencia a sí mismo que no era otro que él mismo para seguir controlando el mundo informático sin que nadie le chiste. Bill Gates se hacía la competencia embutido en un disfraz de Steve Jobs. Apple, como la mayoría de empesas que intentan hacerle sombre, son tapaderas suyas para controlar internet y todo lo relacionado con la informática. ¡BILL GATES ES STEVE JOBS! Un disfraz de su tapadera más fructífera para seguir con sus pingues beneficios.

Y ahora comparto todo esto con vosotros. Lo tiene que saber todo el mundo. He firmado mi sentencia de muerte. Microsoft me está buscando para darme caza, para evitar que esto llegue al mundo. Lo siento Bill, Steve o como te llames pero creo que has llegado demasiado tarde.

06 mayo, 2006

¡Hasta los huevos de la gente!

Lo juro por Dios. Un día de estos, como se me vaya la cabeza, como se me vaya la puta cabeza, bajo a la calle con cualquier elemento que sea capaz de causar dolor y muerte y me cargo a toda persona viviente que me encuentre. Puto asco. Moros, gitanos y gente normal, que ardan todos en el puto infierno. Si existe una razón por la cual no hago esto, si existe una jodida y única razón por la que no me dedico al asesinato en masa indiscriminado e incoherente, es por los resultados que siempre resultarían insatisfactorios. No son las consecuencias. Cárcel, psiquiátrico, muerte, eso me da igual. Preservar mi nombre al lado de Lee Harvey Oswald o Ted Bundy no me llena lo suficiente. Cuando digo que los resultados me resultarían insatisfactorios me refiero a que el número de víctimas siempre sería menor del deseado. Seguro que me pararían mucho antes de alcanzar los 192 de Madrid. En una ciudad de 400 000 habitantes, 192 es un número muy pequeño. Demasiado. No me quedaría contento hasta alcanzar un número de víctimas que realmente dejasen herida la ciudad, que bajasen de mala manera el índice de población. Diez mil personas. Veinte mil. Cien mil es una cifra inalcanzable por un único individuo. No podría matar y dejar mi legado a medias, el asesinato indiscriminado, herir de verdad a toda una ciudad. Pero como se me vaya la cabeza, como se me vaya de verdad la puta cabeza, estoy seguro que le darán por culo a todo tipo de cifras, saldré a la calle armado hasta los dientes y empezaré a despedazar a todo bicho viviente que me encuentre.

Y ahí estaré en los titulares, imitando a tantos otros asesinos legendarios anteriores a mí: "A Albert Woodgate se le va la cabeza y sale a la calle matando a destajo. Alcanza un total de 20 heridos y 32 víctimas mortales, las cuales ascienden a 48 incluyendo a gatitos y perritos, y que ascienden a 81 contando también hormigas y cucarachas pisadas durante su trayecto."

No conseguiré mi objetivo, sin duda, pero seguro seguro que, al menos, habré pasado un rato genial.

03 mayo, 2006

Extractos (II): 24 hour party people

24 HOUR PARTY PEOPLE es una película sobre la música, no muy genial, no muy tremenda, una entre tantas pero con una frase con un significado tan rescatable como esencial. Esas frases y citas tan cultas a ratos fueron lo que realmente me encandilaron de esta película que no me llegó a llenar tanto:


"La mutabilidad es nuestra tragedia pero también es nuestra esperanza. La vida es una rueda que dice: 'Súbete a mi radio y te llevaré a lo más alto, pero no te quejes cuando llegue el momento en el que te deje caer'."


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