03 septiembre, 2007

Consejos para ligar

Por fin, después de tanto tiempo me decido a realizar eso que tan, digamos, se me da por hacer: escribir una historia. Espero que os guste y dejadme alguna opinión, toda buena crítica siempre es bien recibida.

CONSEJOS PARA LIGAR

Dos amigos están tranquilamente sentados en un bar, disfrutando de copiosas pintas de buena cerveza y, ya que nos ponemos selectos, con buena música de un disco que varía noche tras noche. Ambos sentados, supongamos que hay asientos libres no como en la mayoría de bares en los que todos siempre están ocupados. Es ley de vida que todo bar que merezca la pena nunca tiene asientos que ocupar. Pero este merece la pena, es barato, tiene sitios libres, bebida barata o incluso gratuita si consigues camelarte a alguna que otra camarera. Bueno, el caso es que los dos amigos disfrutan de sus respectivas bebidas mientras que hablan de, no sé, cosas inocuas, futiles, vagamente interesantes para cualquiera que no les profese amistad o ausentes de todo tipo de coherencia, expresadas en un lenguaje que ellos denominan humor. Los dos amigos tienen nombres, sí, la gente los llama de una forma u otra dependiendo del círculo de gente donde fueron presentados, pero en el relato se les denominará con el inexpresivo título de amigo número 1 y amigo número 2. Quién es cada cual es algo que no importa ya que no los describiré físicamente a menos de que lo hagan ellos siempre que tenga alguna utilidad en el hilo narrativo. El caso es que charlaban, charlaban de cosas vacías y sin sentido hasta que llegaron a las cosas serias. Un chiste polémico lleva a la política, la política a la discusión sin argumentos ni bases, la discusión sin argumentos ni bases lleva a hablar de esa serie que ve todo el mundo en streaming, de la serie al cine, del cine a esas palomitas que nunca compras en ningún cine, y de las palomitas siempre se pasa a hablar de esa persona con la que las compartirías en caso de que las comprases.


AMIGO1: Esa persona no existe, ni existirá, ni existió pero espero que lo haga, que nazca y que me la regalen. Hasta compraría palomitas para celebrarlo, sólo con tal de compartirlas.


AMIGO2: ¡Siempre estás con el mismo rollo!


AMIGO1: Siempre estoy con el mismo rollo porque siempre estoy sin rollo. Tan solo puedo lamentarme mientras las veo a todas pasar.


A2: ¡Vamos! ¿Me vas a decir que ni lo intentas?


A1: ¿Para qué?¿Para acabar igual?


A2: Odio ese rollo, odio tu puto rollo de: “Oh, nadie me quiere. Oh, acabaré totalmente solo. Oh, mi vida es muy triste”. ¡Venga ya! ¿Y qué me dices del verano pasado?


A1: Era guapa, graciosa y estuvo bien pero una vez al año..


A2: No hace daño pero si son más mejor. ¿No?


A1: Pero es que.. no sé, no sé cómo se hace. Lo intento, te juro que a veces incluso lo intento pero es igual, al final siempre acabo cagándola. Es mi sino: haga lo que haga la cagaré. ¡Siempre pasa!


A2: Mira tío, si es más fácil de lo que pienses.


A1: ¡Para mí no!


A2: ¡Incluso para ti! ¿Ves eso? ¿Lo ves?¿Lo hueles? ¿Sabes a qué huele? A coño. Coños humedeantes dispuestos a ser follados por el primero que pase. ¡Ah, dulce olor! ¿No los oyes? Escúchalos bien, dicen algo. Dicen un nombre. Sí, me están llamando a mí, quieren que vaya. Y sí, por supuesto, te llaman a ti, seguro, también.


A1: ¡Venga ya! Ningún coño pronunciaría mi nombre.


A2: Sí que lo hacen solamente que no saben pronunciarlo aún, no son conscientes de que te quieren a ti. Sólo tienes que abrirles los ojos y decirles: “Aquí estoy, por lo que veo me estabas esperando” y hala, al asunto.


A1: Pero no sé, no sé cómo enseñarles a pronunciar mi nombre.


A2: Está claro que con tus técnicas no vas a llegar a ningún lado. Eso de pretender tocarles las tetas apostando a la brisca, además de cutre, no vale para nada. Es más, si acaso tendrás suerte de haber tocado una teta. Es un acto bastante grosero que denota desesperación y bastante irrespetuoso con la dama. ¡La tratas como a un objeto! Las mujeres son personas que creen tener derecho a ser tan respetadas como un hombre y tú tienes que pretender que las respetas tanto como al resto de gente que respetas.


A1: Hombre, creo que las mujeres merecen tanto respeto como un hombre, creo que es una ley fundamental de la convivencia humana.


A2: Sí, y tal vez estés en lo cierto, pero eso no es importante. Lo importante es aparentar que realmente le tienes algún aprecio como persona, que parezca que es más que un simple agujero, un momento de desahogo. Pretender. A veces la pretensión, la simulación de una realidad puede ser más real que la propia realidad.


A1: Entiendo. ¿Y qué más tengo que arreglar?


A2: No sé qué más tienes que arreglar porque tampoco te he visto ligando a saco, no sé qué errores cometes y desde luego en ningún momento me has tirado a mí. Sin embargo, creo que te puedo deleitar con algunos consejos que te servirán de bastante ayuda. Coge papel y boli, te harán falta.


Amigo número 1 sacó de su cartera una hoja en blanco y un bolígrafo azul de gel de los que se gastan mucho antes de lo que tardas en inspirar.


A2: Primera lección: escoge a tu presa. No puedes elegir a cualquier chica, tienes que ir a por objetivos potenciales.


A1: ¿Las feas? ¿Las que me atraigan?


A2: ¡Error en ambos casos! Supongamos que eres un hombre. Un hombre tiene estómago suficiente como para liarse con cualquier tía. Ya sabes, tú no la quieres para nada más que para echar un polvo o pasar el rato entretenido, un rato. Así que te da igual cómo sea la tía, a ti no tiene que entrar por los ojos ni por ningún sitio. ¡Tú eres el que entra!


A1: Entonces.. no tiene sentido. ¿La gracia no sería elegir?


A2: La gracia acaba cuando tratas de elegir. ¿Tú no te quejabas de que no ligas? Pues tú, especialmente, no puedes elegir. Es ella la que te tiene que elegir a ti. Alguna mirada, alguna risa de algún chiste malo tuyo. Desgraciadamente, no te puedo explicar cómo es un objetivo potencial pero se suele ver bastante claro. Si te fijas que está contigo y te aguanta sin aburrirse eso es un objetivo potencial. La única forma de saberlo es por la técnica ensayo-error: Ensayo: conoces a una chica. Error: se aburre. Se les ve en la cara. Las mujeres cuando no te aguantan no tienen medias tintas: te lo dejan bastante claro.


A1: Ahora bien. ¿Cómo la atraigo?¿Cómo consigo que no se produzca un error inesperado?


A2: Tienes que sacar a relucir tus habilidades. Está claro que tu físico no es tu mayor valor. Tu extrema timidez y tu absoluta falta de seguridad son dos lastres que no debes de olvidar, sino obviar. Tu pretendida sapiencia en todo tema existente omite tu capacidad para charlar distendidamente sobre cualquier cosa que sea temáticamente seria, a excepción de las extremadamente frikis sobre las cuales tú, y sólo tú, serías capaz de entender. Definitivamente, te quedan dos valores bastante valorados en el asunto del folleteo: el humor y el absurdo. Sabiendo ser serio si saca alguna seriedad pero procurando hacerla reir en todo momento. Y entonces la tendrás, vaya si la tendrás. Si saca algún tema sobre el que no controles procura darle la razón como si estuvieras totalmente convencido de que la tiene. Si ves que quedas demasiado en concordancia con ella, discrepa como si tuvieses verdaderos motivos para discrepar. Pero ante todo con respeto, elegancia y sin cabrearla, es una situación que no queremos.


A1: ¿Y entonces?¿En qué momento ataco y voy a lo suyo?


A2: Lo normal es acudir a un número indeterminado de sutilezas pero en mi caso nunca las pillo así que genero las mías propias para saber si va por donde yo.


A1: ¿Las tuyas?


A2: Sí, tonterías para eludir cualquier negativa. Ir solos a por un par de litros al chino, que me acompañe a otro bar a ver a un colega.. y observar si viene y quiere seguir contigo, es un punto clave pero no vital. El vital es el que yo conozco como momento B o punto de no-retorno, y aquí es cuando hay que pasar a la acción.


A1: ¿Momento B?


A2: Exacto, momento B. B de Baile.


A1: Pero yo no sé bailar.


A2: Eso es algo que no importa en absoluto. ¿Crees que realmente tiene importancia? Entonces nadie follaría. Mira, cuando veas que parece que se lo pasa bien, está feliz, se ríe, entonces se lo propones. Concordáis para elegir un garito en condiciones que le guste a ella y que se puede bailar, y si se puede ir solos, mucho mejor. Entonces, y aquí viene lo importante, os pedís algo, un cubata mismo. También importa que tanto ella como tú hayáis bebido, lo suficiente como para levitar pero no tanto como para dar pena. Lo que viene siendo un “sin prisa pero sin pausa”, es decir, toda la noche pero con tranquilidad. El caso es que, en el tiempo que tardéis en tomaros el cubata, deberás de sacar fuerzas para sacarla a bailar. Si te dice que sí, ya está, ya la tienes. No tienes porqué abrir más la boca excepto para meterle la lengua. Haces un poco como que bailais, la coges y zas, sin preludios ridículos.


A1: ¿Y ya está?¿Tan sencillo como eso?


A2: Ya está, sólo es cuestión de ponerlo en práctica.


A1: ¿Y después?


A2: Después ya lo tienes todo. Propongas lo que propongas no se irritará. Eso sí nada de: “¡Vámonos a follar!” que queda francamente mal. Le propones en plan: “Podemos irnos a mi casa, si quieres o un lugar más íntimo”. Lo entenderá perfectamente y no la cagarás.


A1: Buf.. lo pones tan.. parece tan fácil.


A2: Lo es.


El amigo número 2 se acabó su jarra de lo que comúnmente se llama “de un trago”, sin vacilar, y la volvió a dejar en la mesa.


A2: Por cierto, se me olvidó darte la última lección, la más importante de todas.


A1: ¿Cuál?


A2: Da igual cuantos y cuantos consejos te dé todo el mundo o hasta yo. En el verdadero campo de batalla estos nunca funcionan. Estás tú solo contra el enemigo. Un enemigo variante, nunca idéntico y con múltiples y diferentes personalidades. Los consejos para ligar nunca funcionan.


Conversación real mantenida entre las dos personas que más quiero: yo y yo mismo en algún bar tan idílico como el que describo situado en alguna zona de mi cerebro. Si se puede sacar alguna conclusión de todo este texto es que no hay bares de verdad como los que genera mi imaginación. Nunca, ni parecidos.

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