Segundas partes no son buenas: otra beers&blogs
Todos estábamos de acuerdo. Después de tanto tiempo conociéndonos digitalmente había llegado el momento de quedar y vernos las caras al natural, al vivo y al directo, sin periféricos futiles de por medio. Tuvimos que hacerlo, tuvimos que ir prepararando una una beers & blogs y, cómo no, se fueron sugiriendo sitios, lugares y cosas que hacer por si se nos acaban los temas geeks de conversación acerca del nuevo gadget de Apple o el nuevo fallo de seguridad de Windows (o la nueva actualización de Ubuntu, tema renovable cada seis meses). ¿Por qué no? Pensaron al unísono todas nuestras enturbiadas mentes. ¿Por qué no, como buenos españoles que siguen el estilo Ikikomori japonés, celebramos el encuentro a lo japonés? A todos nos pareció buena idea. Sonaba a algo grande, atronador y anecdótico. Algo que contarle a nuestros nietos si llegásemos a abuelos. Pero el plan, la extraordinaria imitación de estilo japo, implicaba no poder conocer a nuestros nietos (si es que no los hemos conocido ya): orgía como entrate y suicidio colectivo en masa como plato fuerte del día.
Todos preparamos nuestros blogs ante tal fecha. Mensajes de despedida, resolución de cada uno de nuestros asuntos pendientes (dejando algunos pendientes para la Nueva Vida Eterna, por si es que la vida eterna es tan aburrida como dicen), etcétera. Nuestras herramientas de información se convirtieron en monográficos, cuenta atrás del fin de una vida. Sin embargo, no todo es tan bonito como parece.
Cuando llegó la fecha (por fin, la ansiada fecha) todo comenzó realmente. Nos fuimos presentando los unos a los otros y pidiendo primeras copas para ir perdiendo la timidez inicial y comenzar a bajarnos los pantalones sin ningún tipo de tapujos. Ahí fue el momento en el que todo comenzó a ir mal. Haciendo honor a nuestra nación (España), la orgía se inició sin ningún tipo de orden ni control. Todos se follaban entre sí sin comprobar primero a quién pertenecía qué agujero y si realmente el citado era humano (más de un perro callejero se largó de allí cojeando). Los más rápidos, acababan y se iban preparando los granizados de cianuro; los más lentos, haciendo esfuerzos en acabar pronto con los más resistentes; mientras tanto había gente que llegaba tarde y se encontraba con todo el sarao ya montado siendo marginado en los quehaceres sexuales (más de uno optó por el autoplacer, gesto totalmente blogger). Y luego el suicidio en masa, colectivo. se supone que tenemos que hacerlo todos juntos, por eso de la sincronización el jolgorio y poder ir riéndonos de la gente que va muriendo sin llegar a darnos cuenta realmente de su propia muerte. Pero claro, eso exigía unos momentos de alcohol pretéritos, a lo que unos cuantos no optaron por abstemios. Supongo que eran donantes de órganos y no querían destrozar lo que les quedaba de hígado. Suicidios intermitentes, gente que aún no sabía que la orgía, hacía rato, había acabado.. En fin, un aburrimiento extremo, un caos. Finalmente, viendo que el organizador del acto había fallecido hecho, el cual, le exoneraba de cualquier responsabilidad del mismo actualmente, muchos de nosotros, decidimos largarnos de allí sin finalizar el acto de la quedada, que quedaría impreso en prensa como el más desafortunado y accidentado suicidio en masa en lo que va de año.
Si es que ya ni suicidarse puede uno sin que las cosas no le salgan del todo bien.
Etiquetas: beers y blogs, suicidios colectivos
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